Imaginemos por un momento el estupor del matrimonio Gómez al tropezarse accidentalmente con esta nota informativa, mientras consumen su frugal desayuno:
El Sr. Gómez escupe el café sobre el periódico; la Sra. Gómez se santigua e incluso (acción harto peculiar) retira la mirada del resumen de la telenovela de anoche:
¡Los síntomas encajan de manera matemática, todo coincide, no hay duda!: El Señorito Gómez es un adicto consuetudinario…
Pero… ¿a qué? Los síntomas coinciden con un sinfín de cosas… ¿cocacrackcristalmarihuanaopio?¿a los videojuegos de violencia? ¿Al onanismo crónico? ¿A la música grindcore!!!?
¡No!, el nuevo cáncer que nos acecha es: ¡“Espray limpiador de computadoras, nueva adicción entre adolescentes”!
--¡Por el Santísimo!--, vocifera doña Gómez, --¿¡Con aire!? ¡Ya no se puede confiar ni en el aire! Desde hoy le queda estrictamente prohibido respirar a ese recabrón vicioso, o lo mando a la militarizada!--, dice airado don Gómez.
La angustia los embarga, más aún, después de ver repetida la noticia por todos los telediarios de la mañana, que han logrado conseguir amenazantes tomas del enemigo en primer plano, contrapicada y vertiginosos acercamientos: diabólicas y misteriosas latas, más aterrorizantes que sus congéneres más grandes (los Gómez también han sido rehenes de la desoladora crisis del graffiti) llenas de letritas y un misterioso popotito, por donde surten sus ansias asesinas los aireadictos.
--Las nueva amenaaaaazaaaa para nueeeeetrooooosss jóooooveeeeneeees!; Su detección, complicada, pues noooooo… deja rastros; Experto llaaaaaama a restringir la ventaaaaa… del producto!-- rezan los locutores, que al final rematan con un llamado a las autoridades del DF para que hagan intervenir a la fuerza pública y detengan este oprobio a los ciudadanos que si pagan sus impuestos, por que seguramente el aire es simpatizante de López Obrador.
Al ritmo del chicote mediático, las impolutas instituciones se movilizan. Antes de medio día ya hay conferencia en Bucareli:
—El Sr. presidente ha dado instrucciones expresas para poder hacer frente a esta nueva amenaza contra la nación y no descansaremos hasta erradicar toooodooo el aire que anda suelto, que nos rodea y nos cerca para provocar el terror y la polarización en los ciudadanos de nuestro gran país; por tanto pedimos la unidad y olvidar cualquier otra preocupación pública— informa y pide el Secretario de Gobernación, desdeñoso y metrosexual que es ovacionado por los imparciales periodistas. Sin embargo, siempre hay un culero descreído:
—Pero… ¿no le parece que es una medida peligrosa y poco realista? Por que, según tengo entendido, todos respiramos aire— pregunta el escéptico, petulante y sabiondo periodista, que logra crear un silencio incomodo…
El Señorito Secretario, sin siquiera mirar al naco impertinente, se dirige a las cámaras con su mejor ángulo, — En estos momentos de crisis, nuestro gobierno considera que es necesario superar las dudas que generan divisiones, y unirnos en un frente común para hacer de nuestro territorio una nación sin aire— más aplausos—A la vez se están tomando medidas para que cada familia que no cuente con los recursos para injertarse branquias y trasformarse en hombre-pez, tenga el apoyo del Estado que a través de un contrato con empresas multinacionales ha logrado que a cada familia se le proporcione un tanque de oxigeno con vida útil de una hora, para que puedan superar la crisis, y así nos ayuden a ganar esta guerra que desafortunadamente cobrará muchas victimas, pero que gracias a eso… lograremos impedir que cobre victimas—
El impertinente revira y cuestiona:
— ¿Oiga, pero que va a pasar cuando se les acabe la hora de aire a las familias sin recursos?— , — Pos que trabajen, pinches pobres, bola de huevones…— dice el guarura que empuja al audaz-pero-muerto-de-hambre-periodista, y abre camino al secretario, que desdeñoso sale en su automóvil rumbo al corporativo donde piensa hacer contratos discrecionales con las empresas gringas que se han ofrecido para desembarazar a la nación, del molesto aire (y también para embotellarlo y distribuir los tanques).
Los medios (los respetables) aplauden la medida, e incluso hacen campañas y espots con los artistas del momento que promueven las bondades tanto éticas como estéticas de traer branquias de bacalao. (“wooooowww que sexis agallas.¿que comen los pecesitos, mamacita”).
El Sr. Gómez y la Sra. Gómez se sienten aliviados por las medidas de su presidente… al fin alguien sensato pone orden…
Aunque el alivio durará hasta que el Señorito Gómez sea detenido en una redada violenta e ilegal a media noche, donde unos encapuchados se lo llevan en camioneta negra, después de haber recibido una denuncia anónima, que lo acusaba de tener computadora y por tanto de ser el Zar del Aire Enlatado (Sin contar con las múltiples denuncias, que lo acusaban por haber afirmado públicamente “que le gustaba respirar libremente… ¡aire”!)
PD.
Todo fue una confusión.
El Señorito Gómez si era fan del griiiiind!
Y sus padres confundían sus inocentes danzas con rituales de junky...
Error muy común...
He aquí la rola con la que bailaba, proporcionada por Zenova.